Santa Lucía ha estado desde sus orígenes dividida en dos zonas: la interior, donde se sitúa la capital, Santa Lucía, donde se encuentran parajes vegetales llenos de verdor, tradición y cultura; y la zona de costa, donde se despliega el principal núcleo comercial del municipio.
El espacio que ocupa 61,55 kilómetros cuadrados, se caracteriza por la concurrencia de materiales volcánicos antiguos y recientes, lo que da lugar a una zona superior de montaña muy accidentada, donde se encuentran el Barranco y la Caldera de Tirajana, y una amplia llanura costera en la que destaca la playa de Pozo Izquierdo.
En Santa Lucía, la cultura y el patrimonio se manifiestan en rincones como Las Fortalezas, donde la conquista de Canarias vivió sus últimos días, iglesias que han visto pasar el tiempo imperecederas, como la de Santa Lucía, o molinos que fueron un importante recurso económico en otros tiempos.
Los espacios naturales de esta zona de la isla muestran palmerales extensos que discurren por senderos antiguos, hondos barrancos y paisajes espectaculares que no pasarán desapercibidos a los ojos del visitante.